Comprender la ansiedad en niños y adolescentes: Tipos y estrategias de afrontamiento

La ansiedad es una emoción universal y necesaria, pero cuando arraiga en las mentes de niños y adolescentes, sus efectos pueden ser especialmente difíciles. En un mundo en el que las presiones de la escuela, las relaciones con los compañeros y el siempre presente panorama digital siguen intensificándose, comprender y abordar la ansiedad en las mentes jóvenes nunca ha sido más crítico.

Exploremos la ansiedad que experimentan niños y adolescentes, examinemos sus distintos tipos y ofrezcamos estrategias prácticas para afrontarla.

Tipos de trastornos de ansiedad en niños y adolescentes

Los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes pueden manifestarse de diversas maneras, a menudo con características únicas que los diferencian de la ansiedad experimentada por los adultos. Es fundamental reconocer y comprender estos distintos tipos de trastornos de ansiedad para proporcionar un apoyo específico. Estos son algunos de los trastornos de ansiedad más comunes que afectan a los jóvenes:

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG):

Los niños y adolescentes con TAG experimentan una preocupación y ansiedad excesivas ante una amplia gama de situaciones y acontecimientos cotidianos. Suelen mostrar perfeccionismo, autocrítica excesiva y un miedo constante a cometer errores.

Trastorno de ansiedad social (TAS):

El TAS implica un miedo intenso a las situaciones sociales y una profunda preocupación por ser juzgado o avergonzado por los demás. Los jóvenes con TAS pueden evitar las interacciones sociales, lo que provoca aislamiento y dificulta el desarrollo social.

Trastorno de ansiedad por separación:

Este trastorno se caracteriza por un miedo extremo a estar lejos de los seres queridos, normalmente los padres o cuidadores. Los niños y adolescentes con ansiedad por separación pueden experimentar una angustia intensa cuando se separan de sus figuras de apego, incluso durante períodos breves.

Fobias específicas:

Fobias específicas Consisten en un miedo intenso e irracional a un objeto, situación o criatura concretos. Algunos ejemplos comunes son el miedo a las alturas, a los animales o a los procedimientos médicos. Estas fobias pueden afectar considerablemente a la vida diaria del niño.

Trastorno de pánico:

El trastorno de pánico en individuos jóvenes se caracteriza por ataques de pánico recurrentes e inesperados, acompañados de síntomas físicos como taquicardia, sudoración y temblores. El miedo a sufrir otro ataque de pánico puede llevar a conductas de evitación.

Mutismo selectivo:

El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad único en el que un niño se niega sistemáticamente a hablar en determinadas situaciones, a menudo por timidez extrema o ansiedad social. Aunque son capaces de hablar, permanecen en silencio en entornos específicos o cerca de determinadas personas.

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC):

El TOC implica pensamientos intrusivos y angustiosos (obsesiones) que conducen a comportamientos o actos mentales repetitivos (compulsiones). Los niños y adolescentes con TOC pueden realizar rituales para aliviar su ansiedad, aunque estas acciones parezcan irracionales a los demás.

Trastorno de estrés postraumático (TEPT):

Tras la exposición a un acontecimiento traumático, algunos jóvenes pueden desarrollar TEPT. Los síntomas incluyen flashbacks, pesadillas, evitación de recuerdos y aumento de la excitación.

Comprender estos diversos trastornos de ansiedad es el primer paso para proporcionar una ayuda eficaz a los niños y adolescentes que luchan contra la ansiedad. Cada trastorno presenta sus propios retos, y adaptar las intervenciones a las necesidades específicas del individuo es esencial para su bienestar mental.

Signos y síntomas de ansiedad en niños y adolescentes

La ansiedad en niños y adolescentes puede manifestarse en una serie de síntomas físicos, emocionales, cognitivos y conductuales. Reconocer estos signos en una fase temprana es crucial para proporcionar el apoyo y la intervención oportunos. Estos son los signos y síntomas comunes a tener en cuenta:

Síntomas físicos: 

  • Inquietud o agitación 
  • Tensión o dolores musculares 
  • Fatiga o cansancio constante 
  • Latidos cardíacos rápidos o palpitaciones 
  • Dolores de estómago, náuseas u otros problemas gastrointestinales 
  • Dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormido 

Síntomas emocionales: 

  • Preocupación o miedo excesivos, a menudo por actividades cotidianas. 
  • Irritabilidad o cambios de humor 
  • Lagrimeo o llanto sin motivo aparente 
  • Miedo a separarse de los padres o cuidadores 
  • Miedo intenso a situaciones u objetos específicos 

Síntomas cognitivos: 

  • Pensamiento excesivo o rumiación excesiva 
  • Necesidad constante de seguridad o validación 
  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones 
  • Perfeccionismo o miedo a cometer errores 
  • Pensamiento catastrofista o imaginar los peores escenarios posibles 

Síntomas conductuales:

  • Evitación de determinadas situaciones o lugares 
  • Negativa a asistir a actos escolares o sociales 
  • Aferrarse a los padres o cuidadores 
  • Alejamiento de amigos e interacciones sociales 
  • Rituales o compulsiones para aliviar la ansiedad (por ejemplo, contar, comprobar). 

Estos síntomas pueden variar en intensidad y frecuencia de un individuo a otro. Es importante señalar que experimentar algunos de estos síntomas ocasionalmente es normal; sin embargo, cuando se vuelven persistentes e interfieren en la vida diaria, pueden indicar un trastorno de ansiedad subyacente.

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Ayudar a niños y adolescentes a controlar su ansiedad implica una combinación de estrategias prácticas y un entorno enriquecedor. He aquí algunas estrategias de afrontamiento y fuentes de apoyo que pueden influir positivamente en su bienestar:

  • Comunicación: Fomentar discusiones abiertas sobre sentimientos y temores. 
  • Psicoeducación: Enseñar a los niños sobre la ansiedad y su normalidad. 
  • Técnicas de respiración y relajación: Respiración profunda, relajación muscular progresiva. 
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Estrategias eficaces para controlar los pensamientos ansiosos. 
  • Hábitos de vida saludables: Ejercicio regular, alimentación equilibrada y sueño suficiente. 
  • La búsqueda de ayuda profesional: El papel de los terapeutas, consejeros y psiquiatras. 
  • Apoyo de los padres: Crear un entorno enriquecedor y comprensivo. 
  • Participación escolar: Colaboración con profesores y orientadores para proporcionar el apoyo necesario. 

Recuerde que puede ser necesario adaptar las estrategias de afrontamiento en función de las preferencias y necesidades de cada persona. Lo que funciona mejor para una persona puede no ser tan eficaz para otra. Es esencial implicar al niño o adolescente en el proceso de elección y aplicación de las técnicas de afrontamiento, ya que esto puede capacitarle para asumir un papel activo en la gestión de su ansiedad.

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